La capacidad de predecir el futuro, ya fuera en sueños o a través de métodos mágicos o sobrenaturales, ha sido uno de los deseos más recurrentes del ser humano, algo que se ha constatado ya en la literatura desde que esta comenzara. Y es que ya en las primeras historias que nos llegaban, relacionadas con el germen de las religiones o con las épicas aventuras de héroes y dioses, podemos encontrar muchas escenas en las que los personajes son capaces de conocer su futuro, como advertencia o como ayuda para conseguir lo que desean, en una ayuda que les permitirá llegar más lejos en sus hazañas. Los sueños premonitorios eran habituales en la literatura clásica, con los dioses mandando esos mensajes a los héroes y a los hombres, para ayudarles en sus aventuras, permitiéndoles conocer lo que iba a suceder en el futuro ya que en su mundo, el tiempo no era igual que en el nuestro, y esa ventaja era muy importante.

Son muchos los que han asegurado ser capaces de ver el futuro y saber lo que va a ocurrir, a corto, medio o largo plazo. Muchos los que han tomado ese camino de la adivinación, basándose en técnicas como el tarot o la lectura de manos, para sacar la información necesaria sobre lo que ocurrirá, aunque siempre de manera vaga y poco concreta. A pesar de los esfuerzos de la ciencia por demostrar que estas personas suelen ser farsantes que se aprovechan de la inocencia y la necesidad de la gente, los adivinos siguen convenciendo hoy en día a mucha gente de sus dotes, como ya lo hiciera hace siglos uno de los más famosos que haya existido jamás: Michel de Notredame. El popular Nostradamus trabajó como boticario antes de empezar a adivinar el futuro para clientes ricos, como Catalina de Medici, que lo protegían y le permitían llevar una vida lujosa y escribir libros como Las Profecías, convertido en uno de los tomos más misteriosos e inquietantes que pueden leerse hoy en día.

El misterio, lo sobrenatural, lo desconocido, se nos puede presentar en cualquier momento y situación, de improvisto, cuando menos lo esperamos. Algunos tienen miedo a ir de noche a ciertos lugares, como cementerios o castillos, porque imaginan que allí suceden cosas extrañas y se pueden topar con espectros, por ejemplo. A día de hoy, la ciencia no ha sido capaz de demostrar la existencia de la vida más allá de la muerte, ni tampoco de clarificar si las experiencias paranormales que millones de personas han sufrido a lo largo y ancho del planeta tienen una explicación razonable y científica. Casi en cada ciudad, en cada población, hay un lugar que parece estar marcado por completo por el misterio y lo oscuro. Y en España de eso sabemos un montón, porque tenemos multitud de sitios así.

Uno de los que más están dando que hablar últimamente es el imponente Palacio del Infante don Luis, un precioso edificio ubicado en la localidad madrileña de Boadilla del Monte, y que ha sido escenario, según dicen, de extraños sucesos desde hace ya décadas, e incluso siglos. Un edificio que ha acogido a la más alta nobleza de nuestro país, y también europea en su momento, y que actualmente tiene un uso meramente turístico, pero cuya historia está remozado por la desgracia, la guerra y el misterio. Ese halo de oscuridad que posee, y que ha hecho que muchos se interesen por él, ha existido casi desde su construcción, y ha visto pasar figuras tan emblemáticas como el propio Infante Don Luis, hijo de Felipe V, o el genio del arte Francisco de Goya y Lucientes, que también vivió durante una época en este palacio.

No es casualidad que a las Canarias se las conozca también como Islas Afortunadas, y es que son un auténtico paraíso en la Tierra. Ubicadas en el Océano Atlántico, a unos kilómetros de la costa oeste de África, este archipiélago es el último vestigio del poder del Imperio Español, las únicas tierras que este país ha mantenido fuera de la península, junto con las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Lo cierto es que las islas Canarias se han convertido en un reclamo absoluto para el turismo porque son un lugar perfecto para pasar unas vacaciones plácidas en cualquier época del año. Esto significa que incluso en otoño e invierno las temperaturas son suaves y agradables.

Pero no solo de turismo vive el hombre en las islas Canarias. Este archipiélago, por estar tan apartado, también cuenta con un montón de leyendas y misterios que han ido evolucionando y añadiéndose a lo largo de generaciones y generaciones. Muchos de ellos tienen que ver precisamente con el Teide, la montaña más alta de España, ubicada en el centro de la isla de Tenerife, que como el resto de las Canarias también tiene origen volcánico. Encontrarnos un mastodonte como éste en una isla no es habitual, como tampoco lo son las historias y leyendas que se cuentan en torno a la montaña, algunas de ellas tan antiguas que ni siquiera se conoce su origen, pero que han llegado hasta nuestros días en pleno vigor.