Los gatos son animales tremendamente curiosos, porque pueden ser domesticados sin mucho problema y convertirse en la compañía perfecta. De hecho hay muchos que los prefieren sobre los perros. Tal vez por ser más libres e independientes, y no necesitar de tantos cuidados como los canes. Sin embargo, los gatos pueden suponer también un problema cuando no están domesticados, sino que se dedican a vagar libres por el medio natural o la ciudad. La abundancia de gatos callejeros o asilvestrados puede incluso poner en jaque a un ecosistema entero, como está sucediendo en algunas islas del archipiélago canario, donde diversas asociaciones científicas y ecológicas ya han dado la voz de alarma sobre el hecho de la abundancia de manadas de gatos dispersas sin control por todo el territorio, mermando de forma importante la población de otros animales.
El problema que suele haber con los gatos callejeros es que no están cuidados y son muy peligrosos para los humanos, ya que traen enfermedades y suciedad a las calles. Si bien es cierto que, en cierta medida, ayudan al control de otras plagas, como las de las ratas, el exceso de felinos silvestres en un lugar puede llegar a ser muy perjudicial para el medio. Evidentemente, no es culpa de los gatos, sino de los propios humanos que muchas veces tienen camadas grandes y, ante la imposibilidad de quedarse con todos, los dejan a su aire, convirtiéndose así en callejeros. En Tenerife, la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza lleva ya un tiempo advirtiendo del peligro que este exceso de felinos asilvestrados supone para el ecosistema de la ciudad y de muchos puntos de la isla, donde están acabando con especies endémicas muy importantes.
La Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza
Fundada en 1972, la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza, se ha convertido en uno de los baluartes del ecologismo y la naturaleza en la isla, siendo además una de las asociaciones más longevas de la ciudad en este sector. Conocida muchas veces como ATAN, la Asociación lleva casi cinco décadas trabajando por la conservación del medio ambiente en la isla de Tenerife, una de las más espectaculares del archipiélago, y con mayor cantidad de especies propias. Es por eso que, cuando llega el momento de alzar la voz contra una amenaza, como la de los gatos asilvestrados, la ATAN se convierte en uno de los mejores altavoces para este tipo de reivindicaciones, gracias a todo lo que ha conseguido durante estos años.
Una amenaza para el ecosistema
Desde la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza se ha advertido recientemente del peligro que suponen las colonias de gatos asilvestrados que se mueven sin control por toda la isla, incluso en ciudades grandes. Este tipo de colonias son se cuidan, no están controladas y no solo suponen un riesgo para la salud del ser humano, sino también para la subsistencia de muchas especies dentro del ecosistema de la isla, algunas que incluso están en peligro de extinción, como el lagarto gigante de Tenerife, un símbolo para la isla y para todo el archipiélago, y casualmente también una de las víctimas favoritas de estos gatos asilvestrados que, en su necesidad de alimentarse, son capaces de diezmar a la población de estos reptiles, así como de otros animales, tanto aves como insectos, que son indispensables para mantener el equilibrio del ecosistema en la zona.
Tenerife es una isla espectacular con una gran cantidad de especies endémicas, que son propias de aquí y que no se encuentran en ningún otro lugar, ni siquiera en las islas vecinas. El peligro que suponen estos gatos viene dado por ser de especies diferentes a las autóctonas de la propia isla y por estar en la calle, sin ningún tipo de cuidado ni control. Los gatos asilvestrados suelen cazar preferentemente reptiles e insectos, pero también algunas aves pequeñas. Siempre que estas colonias estuvieran controladas, el peligro sería mínimo ya que el ecosistema se equilibraría por sí mismo. Sin embargo, al estar dejadas por completo del control de las autoridades, los gatos siguen expandiéndose por toda la isla y provocando situaciones complicadas para esas especies autóctonas.
Nuevas medidas para controlar las colonias de gatos
La ATAN se une así en su denuncia a otros colectivos tanto científicos como ecologistas, que están pidiendo al Cabildo y a las demás instituciones la necesidad de controlar estas colonias, para evitar que las especies autóctonas desaparezcan. Ya se hace así en otros territorios del archipiélago, con un resultado muy positivo. Cuando el Cabildo ha tomado cartas en el asunto, la polémica ha vuelto a generarse por el método que se utilice para controlar estas colonias. Medidas de control que, para las asociaciones de ayuda felina, deberían pasar por sacar a los gatos de la calle e intentar llevarlos a casas de acogida, pero nunca por la matanza indiscriminada de estos animales. Desde otras asociaciones, sin embargo, sí que aplauden estas medidas de control ya que suponen la supervivencia de muchas otras especies.
Posibles soluciones
El tema es complejo, ya que se trata de algo que pone en jaque los propios principios éticos de muchos animalistas y personas adheridas al movimiento ecologista. Está claro que hay un problema por la expansión incontrolada de colonias de gatos en la isla, que además están acabando con especies endémicas que son importantes para ese ecosistema. ¿Las medidas de control deben pasar por la eliminación de los gatos callejeros? ¿Ha de buscarse una solución menos dramática, como la “reinserción” de esos gatos como mascotas en casas de acogida? Desde luego, el control de este tipo de especies es necesario, para evitar que ocurran estas cosas y que toda una isla, y sus especies, se vean en peligro por culpa de la expansión sin control de estos felinos.